Curador Sasha Minovich
1– – En sus obras parece haber una exploración profunda de las emociones humanas. ¿Cómo logran traducir experiencias emocionales complejas en formas y colores?
No sé si traduzco experiencias emocionales complejas en formas y colores, pero estoy segura de que el proceso de hacer una pintura o un dibujo es enigmático para quien lo realiza. El acto de pintar, los gestos, la elección de colores, es un juego constante donde creencias inconscientes e instintivas son más rápidas que lo racional y pensado, a diferencia del proceso de escritura, donde el lenguaje, la estructura y la sintaxis llevan consigo cierta formalidad y lógica que me hacen estar más consciente de mis elecciones.
A medida que me sumerjo en una obra visual, exploro territorios desconocidos, probando diferentes técnicas, colores y formas en un proceso de prueba y error hasta sentirme más segura para elegir y ser más acertada. Para mí, el acto de pintar o dibujar se convierte en una forma de liberación de las restricciones de la palabra. El color, como un lenguaje en sí mismo, se transforma en una herramienta para transmitir estados de ánimo y vibraciones. Cada elección de color está cargada de significado, reflejando la intensidad de la emoción y el estado de ánimo que siento o deseo comunicar. Lo mismo ocurre con la línea o el movimiento del pincel: un trazo más fuerte puede representar ira o pasión, mientras una línea suave transmite calma, serenidad o melancolía. Tanto el acto de crear como la obra terminada (o abandonada) están imbuidos de un significado que va más allá de las palabras. Tal vez por eso me resulte tan difícil explicarlo.
2- ¿En qué se basa su proceso y búsqueda creativa?
Parte de un dolor del que no puedo desprenderme, de mi incomprensión, de mi incapacidad para encontrar la lógica. Creo que por eso tengo una obsesión por poner palabras a todo: mi deseo es romper el dolor con palabras, y también con gestos, dibujos, pinturas y con mi cuerpo cuando hago performance. Quiero romperlo o domesticarlo. Hay algo en mi historia familiar a lo que no puedo acceder emocionalmente, como si fuera un árbol que no puede distinguir sus raíces bajo tierra porque no las reconoce del todo. Y esto hoy va más allá de la infancia, incluye las elecciones que he hecho a lo largo de los años, las raíces que se han mezclado con las mías: lo que he estudiado, los amigos que he hecho y los que no, los lugares donde he vivido, las personas con las que he compartido mi vida, el hombre con el que elegí casarme y tener hijos, las tragedias que uno no puede evitar. A veces pienso que muchas de mis elecciones son el resultado de traumas mal resueltos y también de una dificultad para hacer valer mis deseos y aceptar mis contradicciones.
Todo esto me provoca una revuelta tan furiosa y enérgica que me pone en acción, y es esa acción, la creación de mi obra, lo que me reconcilia conmigo misma. Pero esto no tiene nada que ver con la sanación; más bien, es una búsqueda de coherencia con quien soy.
3- Sus obras sugieren una conexión íntima entre el mundo interior y exterior. ¿Dónde encuentran el equilibrio, si es que existe, entre expresar sus experiencias personales y permitir que el espectador establezca su propio vínculo?
Mis experiencias personales son el punto de partida. Como dice el eslogan feminista de la década de los 70: “Lo personal es político”, es decir, el objetivo es conectar las experiencias personales con las estructuras sociales y políticas. Al hablar de mí, también hablo del otro y del mundo en el que estoy inserta. Lo privado y lo público, lo individual y lo colectivo, el mundo interior y el mundo exterior son temas cruciales en todo lo que he hecho desde que publiqué mi primer libro de cuentos La dama de la soledad en 2007. La obra se convierte en un espejo donde convergen mis vivencias con las del espectador, creando un espacio en el que emociones e historias personales y ajenas se entrelazan en un constante cuestionamiento.
4- ¿Hay alguna obra específica que sientan que refleja especialmente su voz y su visión? Si es así, ¿podrían compartir más sobre cómo se relacionan con ella en un nivel personal?
No puedo señalar una obra individual, pero mi trayectoria, desde el inicio hasta el presente, ha sido un viaje a través de una variedad de medios y disciplinas. Mi camino artístico “formal” comenzó a los 20 años cuando empecé mi maestría en Bellas Artes en la New School University en Nueva York. En aquel entonces, trabajé con teatro experimental, y este enfoque me dio una base sólida para explorar nuevas formas de narración y comunicación. Con el tiempo, escribí libros de ficción, cuentos y novelas, y la literatura se fue fusionando con elementos de performance, video, dibujos y pinturas. Esta transdisciplinariedad ha sido una parte integral de mi proceso creativo. Aunque no tengo una obra específica para destacar, la esencia de lo que hago radica en contar historias, y una historia puede ser un libro, un video, una fotografía, un dibujo o una pintura. Siento que mi voz se ha ido moldeando a través de estas experiencias y se refleja en la forma en que abordo temas y experimento con medios.
5- El arte a menudo refleja el crecimiento y la transformación personal. ¿Cómo han notado que su trabajo ha evolucionado a lo largo de los años y qué eventos o cambios personales han influido en esa evolución?
La evolución en mi trabajo ha sido un reflejo directo de mi crecimiento personal y de mi aceptación de la naturaleza cambiante e inmedible de la vida. A medida que han pasado los años, he experimentado una transformación profunda en la forma en que me relaciono con mi propia práctica artística. Antes, solía preocuparme demasiado por definirme en términos específicos, ya fuera como escritora, artista visual o en otro rol. Esta necesidad de encajar en categorías predefinidas me atormentaba y me hacía sentir que no pertenecía a ningún lugar en particular. Me sentía marginal – en el sentido de estar al margen, de no tener pares. Sin embargo, con el tiempo, he aprendido a permitirme explorar diferentes formas de expresión sin preocuparme por las etiquetas. He llegado a entender que mi lugar está precisamente en el cruce de disciplinas, en un espacio donde no es necesario definirse de manera rígida. Aceptar el cambio – que al fin y al cabo es lo único seguro en la vida – y permitirme cambiar sin la presión de encajar en una “categoría específica”.
Hoy, más que nunca, vivimos rodeados de definiciones, estadísticas, números y gráficos que buscan medir y cuantificar cada aspecto de nuestra existencia. Estos indicadores pretenden reflejar desde lo más objetivo hasta lo más abstracto, evaluando tanto lo que se considera exitoso como lo que se percibe como problemático. Las estadísticas intentan influenciar nuestra comprensión de lo que va bien y lo que va mal en diferentes aspectos de la vida, ya sea en la economía, la salud mental o la felicidad individual. Observemos cómo se cuantifica todo a nuestro alrededor: la bolsa de valores se monitorea y evalúa en función de números que suben y bajan, el hambre en el mundo se mide en términos de estadísticas sobre la distribución de la renta o la disponibilidad de alimentos, y la depresión e incluso la felicidad se intentan traducir en escalas y puntuaciones. Incluso el bienestar y la prosperidad de cada individuo parecen estar vinculados, de alguna manera, al mismo enfoque que se utiliza para medir el PIB de una nación. Es en este contexto que el arte – no hablo específicamente de mi trabajo o de mi transformación personal, sino de la importancia del arte en general, en todas sus formas – se convierte en un refugio fundamental en la vida de los individuos. El arte, a diferencia de las métricas y los números que intentan capturar nuestra compleja existencia, se niega a ser cuantificado. El arte es asombro, belleza, horror; es intrínsecamente incomputable.
6- Al considerar el legado de Hilma af Klint, ¿cómo creen que su trabajo actual se alinea con su enfoque en el arte abstracto? ¿Hay aspectos específicos de la filosofía de af Klint que encuentran especialmente relevantes en la actualidad?
En 2018, fui a la Pinacoteca de São Paulo a ver la muestra de Hilma af Klint. En la primera sala estaban Las diez mayores, y ¿qué más puedo decir? ¿Que quedé impactada por la belleza? Es poco. Sin duda, me sorprendió mi total ignorancia sobre su obra hasta entonces. Pero quizás esto se explique porque af Klint no reconocía sus obras como arte. Rompió con la figuración y solo en los últimos años ha sido reconocida como la artista que originó el arte abstracto europeo –hasta entrar en la Pinacoteca, yo creía que los pioneros eran dos hombres: Kandinsky y Mondrian.
Desde esa visita, af Klint se ha convertido en una referencia e inspiración. Salí de la muestra con el catálogo, porque quería tener en casa un libro con imágenes de alta calidad de sus obras y también saber más sobre la artista, su búsqueda y su compromiso con la exploración de la conexión entre lo espiritual y lo artístico.
Más allá de lo visible, título de nuestra muestra acá en el MACSur, podría describir perfectamente el arte abstracto de af Klint. La totalidad, la unidad que no es fácilmente visible en nuestro cotidiano, donde los opuestos – materia y espíritu, bien y mal – no son contradictorios ni excluyentes, donde todo es una suma. No sé si lo que digo tiene sentido, pero en un mundo que discrimina, etiqueta y excluye, su “filosofía de totalidad”, donde uno no es solo bueno o malo, uno es ambos, donde uno no es solo materia o espíritu, sino ambos, sumar, incluir, unir… si esta filosofía se aplicara al mundo, mucho cambiaría… ¿o no?
En cuanto a mi trabajo actual, no sé si podría decir que se alinea con el arte abstracto o con la descomunal obra de af Klint. Yo sigo tratando de sacar raíces de debajo de la tierra.
7- La abstracción a menudo invita a una exploración interna. ¿Cómo les afecta personalmente la creación y cómo se refleja su propia autoexploración en sus obras?
Uno tiene que estar dispuesto a dar un paseo por el infierno, el purgatorio y el paraíso.
8- Sus obras pueden ser interpretadas de muchas maneras. ¿Cómo se sienten al entregar sus obras al espectador? ¿Qué tipo de relación esperan que se establezca entre su trabajo y quienes lo observan?
Una obra expuesta al público, a la mirada del otro, es una invitación a la continuidad y al diálogo. Mi deseo es que el espectador, a partir de mis obras, tenga el espacio y la libertad para explorar sus propios laberintos.
9- ¿Qué legado desean dejar en la historia del arte y en las futuras generaciones de artistas?
Mi enfoque principal se centra en la creación y la expresión genuina en el momento presente. Mi trabajo es un reflejo de mi propia travesía, una exploración continua de mis emociones, pensamientos y experiencias dentro de un espacio de tiempo determinado – mi tiempo de vida. Mi deseo es que, a través de mi trabajo, cada uno se sienta alentado a cuestionar, reflexionar y encontrar significado en lo que esté buscando. Si logro resonar en el futuro, bárbaro, pero no es algo que me preocupe; no pienso en ello.
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